La progresía se ha lanzado de cabeza, con sus acostumbrados delirios y demagogias, a anunciar "el fin del capitalismo", equiparándolo a la caída del régimen comunista de la Unión Soviética.
Las diferencias entre la caída de las Bolsas que se ha producido estas últimas semanas, y la caída del régimen totalitario y genocida soviético son tan abrumadoras que da vergüenza ajena tener que escribir sobre ellas. También llama la atención que los mismos progres hayan calificado a la conferencia que se va a celebrar el próximo día 15 de noviembre, y a la cual ZP anda como loco buscando quién le ceda una silla para asistir, como la "conferencia para la refundación del capitalismo". Como si el capitalismo se hubiera fundado, y menos en una conferencia.
Disparate sobre disparate, nos ha llegado ahora el
lujoso artículo de ayer domingo en El País, de su gurú oficial,
Joaquín Estefanía, antiguo director del periódico y exdirector de publicaciones del grupo PRISA. El derroche de tinta y papel desplegado en el artículo, a doble página y con una gran foto de Keynes, sin embargo contrasta con su ausencia total de argumentos. Aparte de repetir tópicos que luego los diferentes tertulianos y programas de la SER utilizan como mantras hipnóticos para la masa ignorante:
"La crisis financiera ha acabado con los dogmas dominantes de los últimos 25 años"; "Otra víctima de la crisis es una forma de entender el mundo, un modo de pensar que se identifica ampliamente con la ideología neoliberal. La máxima acuñada por la revolución conservadora de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que ha durado un cuarto de siglo, de que el Estado es el problema y no la solución, ha saltado hecha trizas en cuanto se han acumulado las dificultades", y de insultar a un jefe de estado de un país de la Unión Europea, Berlusconi, del que dice ser:
"el más desvergonzado de los políticos actuales".
También copia una cita de Keynes que no viene a cuento, inunda de palabrería incomprensible el artículo, para darle un barniz pseudotécnico (una consigna, desgraciadamente, muy frecuente entre los intelectuales progres y más lamentable (e inadmisible) si cabe en alguien que ha dirigido un periódico: "escribe de manera confusa, y parecerás sabio", todo lo contrario a lo que preconizaba Popper: ser tan claro como sea posible, y tan preciso como sea necesario), y ya se quita la careta definitivamente diciendo:
"El New Deal del presidente Franklin Delano Roosevelt, respuesta a la Gran Depresión de 1929, inauguró un ciclo progresista de intervención en la económía que duró casi medio siglo y que ha sido denominado la edad dorada del capitalismo: el mundo creció mucho y los países más avanzados construyeron su Estado de bienestar".
Para este Estefanía, gurú económico prisaico (a cuyo artículo Montserrat Domínguez calificaba de "magistral", Montse es la actual pastora del programa de la SER
A vivir que son dos días, qué título más adecuado para esta rehala de progres bien cebados, y del cual la pobre Montse sólo es la sucesora de Fernando Delgado, Angels Barceló...), la segunda guerra mundial, la guerra fría y la guerra de Corea, por ejemplo, se inscriben en lo que llama "edad dorada del capitalismo".
Conforme avanza el artículo, su autor ya se lanza sin recato alguno al paroxismo de la demagogia y la manipulación, y afirma:
"A finales de los años setenta y principios de los ochenta se inició la revolución conservadora, que tuvo sus principales ideólogos en Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y su continuidad en los neocons que han gobernado en la Casa Blanca y en la Reserva Federal", y a continuación cita al futurólogo del fin de la historia, Fukuyama, como si se tratara de toda una respetable autoridad...
¿Acaso este Estefanía no tiene noticia alguna de Mises, Hayek, Rothbard, etc..? ¿Es que olvida que entre Reagan y Thatcher acabaron con la amenaza de los misiles soviéticos SS-20 apuntando a occidente? El que estos dos grandes dirigentes occidentales liquidaran el paraíso comunista es algo que la progresía no les perdonará jamás, me temo. Desgraciadamente, ni el actual presidente de Estados Unidos, ni su padre, que cometió el error de no terminar lo que empezó en Irak, han estado a la altura de las difíciles circunstancias con que les ha tocado lidiar en sus respectivas presidencias.
Luego, viene una frase confusa:
"el balance es clarificador: Reagan y Bush dejan a EE UU con gigantescos déficit, la economía creció tanto con Clinton como con Reagan y con superávit público" ¿? ¿En qué quedamos, Estefanía? ¿Se te olvidan las guerras que Estados Unidos, más o menos acertadamente, se ha visto obligado a emprender como consecuencia de la agresión terrorista del 11 de septiembre de 2001? Bush fue investido Presidente el 20 de enero de 2001, menos de nueve meses antes de los atentados. Atentados complejos, coordinados, y preparados cuidadosamente por los terroristas de Ben Laden probablemente desde antes de que Bush llegara a la presidencia. Los cambios en la regulación de la banca financiera, y su separación de la banca comercial datan de 1998, durante el mandato del demócrata Clinton. Bueno, son "matices", que Estefanía pasa por alto.
Para terminar, este gran teórico de la demagogia pseudoeconómica afirma dogmáticamente, sin adjuntar demostración ni razonamiento alguno:
"Se trata de evitar otra Gran Depresión e ir, por el contrario, a una Gran Transformación, como tituló su libro de referencia Karl Polanyi en 1943. En él demostraba, acudiendo a la historia y a los datos empíricos, que no existe nada parecido a una mano invisible que ordene a los mercados; éstos se regulan por la acción del Estado."
Eso es, ¡con un par! Que nos regule todo el estado. Que nos diga cuánto tenemos que producir, cuándo y cómo debemos hacerlo, y a qué precios nos lo va a robar. Que nos ordene también cuánto debemos consumir, a qué nos tenemos que dedicar y dónde debemos vivir. Tiene la ventaja de que este sistema que propone Estefanía como gran solución, es un sistema ampliamente experimentado ya en varias regiones del mundo. Es una lástima que las decenas de millones de muertos de hambre (y asesinados) rusos, chinos y coreanos (entre muchos otros), no puedan venir a pregonar las grandes ventajas de los regímenes comunistas. Bueno, todavía podemos preguntar a los cientos de miles de exiliados cubanos cómo se les ocurrió abandonar el paraíso del dictador Castro, jugándose sus vidas en el intento...
Todo un recital progre. Una apoteosis de la demagogia y del sinsentido. Eso sí, a doble página en el periódico gubernamental (con permiso de Público), El País.
Después de este atracón de tópicos progres, y palabrería vana de la progresía prisaica, recomiendo la lectura del excelente artículo de George Reisman en la web del Instituto Mises:
"The Myth that Laissez Faire Is Responsible for Our Present Crisis", su lectura resulta ser un auténtico limpiador de "conceptos" basura, éstos que toda la parafernalia mediática progre tiene la amabilidad de lanzarnos machaconamente a modo de bombardeo, intentando acallar cualquier voz disonante con sus dogmas. No lo conseguirán. No lo consiguen.