lunes, 28 de septiembre de 2009

El progrenobel


En pleno desastre económico, la progresía no ceja en su propaganda. Se multiplican los artículos justificando el derroche público y la subida de impuestos. Ayer, el progrenobel Krugman publicó un artículo antológico en el periódico de PRISA. Antología del disparate progre. Veamos algunos ejemplos. Dice Krugman:

En el nefasto periodo que siguió a la quiebra de Lehman, parecía inconcebible que los banqueros volvieran a las andadas al cabo de pocos meses y reanudaran las prácticas que estuvieron a punto de hundir el sistema financiero. Uno pensaría que, como mínimo, mostrarían algo de moderación por miedo a provocar una reacción violenta.

Es cierto, uno esperaría que tras el fracaso de los millonarios planes de despilfarro público en construir jardines y puentes en medio del campo, los políticos tuvieran un mínimo de vergüenza y recortaran gastos. Lo de comenzar a despedir funcionarios sería necesario, pero ya sería demasiado pedir para estos sinvergüenzas analfabetos. En cambio, nos han subido los impuestos a escondidas, en un consejo de ministros de sábado. El cabreo va subiendo.

¿Qué tiene de malo el sistema de remuneración del sector financiero? En pocas palabras, a los ejecutivos de la banca se les recompensa generosamente si consiguen grandes beneficios a corto plazo, pero no se les castiga de forma acorde si más tarde provocan pérdidas mayores. Esto incita a asumir riesgos excesivos: algunos de los hombres que más responsabilidad han tenido en esta crisis han acabado haciéndose inmensamente ricos gracias a las primas que obtuvieron en los años de vacas gordas, aunque las estrategias de alto riesgo que reportaron esas primas acabaran diezmando a sus empresas, y de paso derribaran gran parte del sistema financiero.

Se sigue manteniendo el mito de que la avaricia de Wall Street ha conducido a la crisis. Este mito es creído a pies juntillas por la masa ovina votante. Sin embargo, no resiste el más mínimo análisis. ¿Son los ejecutivos actuales más avariciosos que sus predecesores de una, dos, tres o cinco décadas atrás? No. Todos los ejecutivos se mueven con el objetivo de mejorar sus ingresos, hacer mejores negocios e inversiones. Entonces, si eso no ha cambiado en décadas, ¿por qué se ha producido la crisis? ¿qué hay de diferente en esta ocasión? Pues la diferencia no está en el lado de la empresa privada, sino en el de el descaro público: la bajada continuada de tipos de interés por los bancos centrales, inundando de dinero fácil el mercado, y promoviendo la financiación de negocios inviables en cuanto cambiaran las condiciones de crédito. Las condiciones llegaron a ser insostenibles, el tipo de interés subió, y todos los negocios que habían asumido un riesgo excesivo, quebraron. Así de simple. ¿Se han reformado los bancos centrales? ¿Hemos vuelto al patrón oro, único modo de evitar que esto se repita? No. Pues entonces.
Por cierto, ¿podemos aplicar esta misma receta a nuestros políticos, y exigirles responsabilidades económicas y penales por endeudar un país o conducirlo a la quiebra en unos años, con tal de ganar las próximas elecciones?

Obama me asustó la semana pasada, cuando, en una entrevista con Bloomberg News, puso en tela de juicio los argumentos para limitar los sueldos en el sector financiero. "¿Por qué razón?", preguntaba, "¿tenemos que poner un tope a la remuneración de los banqueros de Wall Street pero no a los empresarios de Silicon Valley o a los jugadores de fútbol?".

Exactamente. ¿Por qué tenemos que regalar dinero de nuestros impuestos, o asumir la deuda de bancos mal gestionados y controlados por la casta política y de empresas de automóbiles que venden coches carísismos y no bajan sus precios? ¿Quién decide qué empresa se "rescata" y cuál no? ¿Por qué rescatamos, y nos endeudamos por ellos, algunas empresas gigantescas, y dejamos en la ruina a miles de pequeños autónomos que han cerrados sus tiendas estos meses? No tiene sentido. Se debe dejar que el mercado se limpie, que las empresas ruinosas quiebren y las bien gestionadas prosperen. Que el mercado se ponga en marcha sin interferencias de los políticos, que nuestro dinero tenga un respaldo en oro, que los bancos y cajas de ahorros deban mantener un coeficiente de caja mucho más alto que el actual... El sueldo de unos ejecutivos, por más exagerado que sea, no es más que el chocolate del loro en esta crisis. No es más que una frase fácil para que la masa ovina la entienda y tenga un culpable falso a quien colgar, mientras el que pronuncia la frase, que es el verdadero culpable, sale de rositas con sus sueldos libres de impuestos. Ahí termina el progrenobel su articulito:

Y lo que es igual de importante, el populismo en este caso es buena economía. Se puede razonar que reformar el sistema de remuneración de los banqueros es lo mejor que puede hacerse para evitar que se produzca otra crisis financiera al cabo de pocos años.

En esas nos tienen estos politiquillos: populismo, manipulación, mentira y ruina.

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