miércoles, 26 de noviembre de 2008

La historia se repite, desgraciadamente

Traduzco unas palabras del gran economista Murray N. Rothbard, de su obra "America's Great Depression", (disponible gratuitamente en la web del Mises Institute) en la cual analiza las causas y la historia de esa famosa depresión. Veremos que la historia, desgraciadamente, se repite. Decía Rothbard:



Si el gobierno desea ver terminar una depresión tan rápidamente como sea posible, y la economía de vuelta a una prosperidad normal, ¿qué dirección debería tomar? El primer y más claro mandamiento es: no interferir con el proceso de ajuste del mercado. Cuanto más intervenga el gobierno para retrasar el ajuste del mercado, más larga y penosa será la depresión, y más duro será el camino hacia la completa recuperación. La interferencia del gobierno agrava y perpetúa la depresión. Sin embargo, la política del gobierno en las derpesiones ha agravado los mismos males que ha proclamado tratar de curar. Si, de hecho, listamos lógicamente las diferentes maneras en que el gobierno puede interferir con el ajuste del mercado, encontraremos que hemos listado precisamente el arsenal favorito de medidas "anti-depresión" de las política gubernamental:

  1. Evitar o retrasar la liquidación. Prestar dinero a negocios tambaleantes, pedir a los bancos que presten aún más, etc.
  2. Aumentar la inflación. El aumento de la inflación bloquea la necesaria caida de los precios, retrasando así el ajuste y prolongando la depresión. Posteriores expansiones del crédito crean más inversiones erróneas, que, deberán ser liquidadas en una posterior depresión. Una política gubernamental de "dinero facil" evita el retorno del mercado a las necesarias tasas más altas de interés.
  3. Mantener los salarios elevados. El mantenimiento artificial de los salarios en una depresión asegura tener un permanente desempleo masivo. Más aún, en una deflación, cuando los precios están cayendo, mantener el mismo nivel de salarios significa que los salrios reales han sido aumentados aún más. En vista de la caída de la demanda en los negocios, esto agrava grandemente el problema del desempleo.
  4. Mantener los precios altos. Mantener los precios por encima de sus niveles de libre mercado creará excedentes invendibles, y evitará un retorno a la prosperidad.
  5. Estimular el consumo y disuadir el ahorro. (...) El gobierno puede desincentivar el ahorro y la inversión por medio de una subida de impuestos, particularmente sobre las corporaciones y fincas más ricas. De hecho, cualquier incremento de los impuestos y del gasto gubernamental desincentivará el ahorro y la inversión, y estimulará el consumo, puesto que el gasto gubernamental es totalmente consumo. Alguno de los fondos privados habrían sido ahorrados e invertidos; todos los fondos gubernamentales son consumidos. Cualquier aumento en el tamaño relativo del gobierno en la economía, así pues, cambia el ratio de consumo-inversión de la sociedad en favor del consumo, y prolonga la depresión.
  6. Subsidiar el desempleo. Cualquier subsidio del desempleo (...) prolongará el desempleo indefinidamente, y retrasará el traslado de los trabajadores a los campos donde hay trabajos disponibles.
Estas, entonces, son las medidas que retrasarán el proceso de recuperación, y agravarán la depresión. Sin embargo, éstas han sido las medidas favoritas de las políticas gubernamentales, y como veremos, fueron las políticas adoptadas en la depresión de 1929-1933.

(...)

Los bancos no deberían estar más exentos del pago de sus obligaciones de lo que lo está cualquier otro negocio. Cualquier interferencia con su penalización via retirada en masa de depósitos por los clientes, establecerá a los bancos como un grupo especialmente privilegiado, no obligado a pagar sus deudas, y conducirá a posteriores inflaciones, expansiones de crédito, y depresiones.


Es fácil darse cuenta de que las medidas que está adoptando nuestro pésimo gobierno, y muchos de los gobiernos occidentales, están cayendo en los mismos errores que agravaron y prolongaron la crisis del 29, haciendo que durara una década, en lugar de un par de años. La historia se repite, desgraciadamente.

Compárese lo que dicta la Historia y la Economía, con lo que dice nuestra vicevogue:
"La realidad ha mostrado que la mano invisible del mercado necesita la mano bien visible de un Estado que actúe como garante y salvaguarda de la estabilidad económica y también de la justicia social". Esta ha sido la tesis que ha defendido hoy la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en la apertura del Forum Internacional Economía & Sociedad Abierta, bajo el lema Cómo salir de la crisis.
Corolario añadido el 27 de noviembre: "Zapatero anuncia un crédito extraordinario de 11.000 millones para reactivar la economía". Está visto que, una vez que su vicevogue, presunta y única neurona de este gobiernito, soltó la liebre de la visibilidad de la manaza estatal, ZP no se podía estar quieto. ¡Venga déficit! Total, lo pagarán nuestros hijos y nietos... ¡A vivir, que son dos días! Ya lo dice el título del programa estrella del fin de semana en la cadena amiga...