martes, 13 de enero de 2009

El crack del 2008 (I) - Las semillas de la crisis

La recesión en la que estamos comenzando a entrar, a pesar de la propaganda fantasiosa de ZP y los medios gubernamentales, tiene numerosas similitudes, tanto en sus causas como en las erróneas medidas que los políticos populacheros se apresuraron a tomar. Los mismos errores que llevaron a la crisis en 1929, han llevado a la crisis en 2008. Los políticos, de manera aterrorizadora para cualquiera medianamente informado, o que se intente informar (desgraciadamente, somos pocos los de esta especie...), están tomando medidas semejantes a las medidas equivocadas que alargaron y agravaron la crisis del 29, con la diferencia de que ahora los errores son aún menos disculpables, dado que ya tenemos la experiencia de los terribles años treinta, y de que la cuantía del gasto (derroche, suicidio colectivo) en que nos están haciendo caer estos politiquillos es mucho mayor que entonces.

España ha violado el Pacto de Estabilidad de la UE, al registrar un déficit presupuestario superior al 3% del PIB en 2008. Esto significa que el Gobierno ha cerrado el ejercicio con un agujero en la caja que supera los 30.000 millones de euros, frente al superávit de 23.368 millones de hace un año, según informa Libertad Digital

Por otra parte, estamos sumidos en un silencio informativo simplón, que achaca todos los males de la crisis a "la codicia de los neocons", a Bush (por supuesto), y pasa por alto la historia y la economía, todo con tal de justificar lo injustificable: el derroche de fondos públicos para reflotar empresas y bancos ruinosos y que han actuado irresponsablemente, con la excusa de evitar el "colapso del sistema".

En primer lugar, frente a los augurios de Solbes, que pronosticaba crecimientos del 2% para 2009 en los debates electorales de hace menos de un año, quiero rescatar un artículo publicado en el Instituto Mises, nada menos que en 2006: Sembrando las semillas de la próxima crisis, del cual paso a traducir algunos párrafos, recomendando, por supuesto, su lectura íntegra.

Pronosticaba su autor, Thorsten Polleit, en abril de 2006, con palabras que han resultado proféticas, más de dos años después:

La reciente fase de boom económico de los últimos años noventa ("New Economy") estuvo acompañada e incluso provocada por una política monetaria de excesiva expansión. Los fuertes incrementos en la oferta de dinero y crédito hicieron posible financiar una inflación del precio de los activos sin precedentes - más notablemente en el caso de acciones y vivienda - que inevitablemente terminó en un (por esta vez) relativamente suave colapso. Lo que es incluso más importante, la política monetaria que se debe considerar responsable por el boom y el crack ha sido mantenida, sembrando las semillas de la siguiente, presumiblemente más severa, crisis.
(...)
Existe la posibilidad de que los agentes del mercado traten de reducir sus excesivas reservas de dinero incrementando la demanda por los activos existentes, disparando así directamente una renovada inflación global de activos en acciones, bonos y en el mercado de la vivienda.

(...)
Un aporte adicional de crédito es, en una primera fase, más probable que inicie un aumento del nivel de actividad económica. En una segunda fase, sin embargo, el aumento en el endeudamiento no será igualado por las ganancias que algunos esperaban. Con los planes de beneficio e ingresos así fracasados, la inversión y el consumo se verán reducidos. El boom provocado por el crédito es seguido inevitablemente por un crack (bust).

(...)
Al incrementar la oferta de crédito excediendo las ganancias de la producción, los bancos centrales conducen a las economías a niveles incluso más altos de endeudamiento en relación con los ingresos. Tal configuración, por contra, es insostenible, y es más que probable que termine en una catástrofe, que bien podría ir más allá de un mero frenazo cíclico de la economía.

(...)
Cuando la carga se hace demasiado pesada de soportar para la economía, y la tendencia se revierte, reducciones en los préstamos, el gasto y la producción hacen que los deudores encuentren cada vez más dificultad para pagar sus deudas. Los impagos crecen. El impago y el temor al mismo exacerban la situación. Una espiral descendente comienza, alimentándose del pesimismo, de la misma manera que el boom anterior se alimentó del optimismo. La cascada resultante de liquidación de deudas es un crash deflacionario. (...) Al intentar desesperadamente conseguir liquidez para liquidar los préstamos, los prestatarios traen al mercado toda clase de activos, incluyendo acciones, bonos, productos propiedades inmobiliarias, causando que sus precios se desplomen.

(...)
Cuando los bancos centrales intenten escapar del desastre que ellos mismos crearon, bajarán los tipos de interés (...) Un período de depresión y deflación (...) será presumiblemente de corta duración, y será seguido rápidamente por la inflación.

(...)
Una crisis económica a gran escala como resultado de una política de expansión del crédito e inflación que ha habido en el pasado, llevaría casi con toda seguridad a una nueva ola de intervención gubernamental, planteando una amenaza a la idea de un orden social orientado hacia el libre mercado. La crisis será atribuída al fallo del sistema capitalista en lugar de al fallo del sistema monetario controlado por los gobiernos. Es decir: la cegata política monetaria de hoy corre el riesgo no sólo de destruir el valor de la moneda, sino que también plantea una seria amenaza contra la sociedad de libre mercado.


¿Qué decía ZP en diciembre de 2007, hace algo más de un año, cuando se acercaban las elecciones, y los economistas serios, como hemos visto, ya avisaban de lo que se venía encima? Esto: