Es cierto que el precio del gasoil está por las nubes, que ha subido un 30% en unos meses, y que seguramente tienen razón en sus reivindicaciones de que el precio es abusivo. Pero no tienen razón en la forma de protestar, ni en las soluciones que proponen.
Si no pueden trabajar con esos precios, están en su derecho de hacer huelga, pero este derecho no incluye el de cortar las comunicaciones por carretera. Cualquier gobierno serio, ante esta amenaza procedería a emplearse con toda dureza contra los que quisieran restringir la libre circulación de personas y bienes, un derecho constitucional, a los demás ciudadanos. Aquí, como no tenemos gobierno ni oposición, no pasa nada.
En segundo lugar, las soluciones. Hay de todo, incluso algún pescador que propone que se les deje el gasoil "a 30 o 40 céntimos". ¿Y por qué sólo a ellos? ¿Y por qué no también a los cientos de miles de trabajadores que utilizamos el coche, en un 95%, para ir a trabajar? ¿Y por qué a 30 o 40 céntimos, y no gratis, o a 50 o 60 céntimos? ¿y por qué a ellos sí y a los demás no? ¿y si tienen el precio del combustible por el suelo, bajarán también el precio al que ellos venden sus mercancías, de manera acorde? Por supuesto que no. De ese modo, los trabajadores que no tenemos un camión para atravesar en la carretera y cortarla, pero que la utilizamos todos los días para acudir a trabajar, deberíamos pagar con nuestros impuestos un gasoil más caro, para que el del camión lo tenga barato y no nos corte la carretera si se cabrea. La ley de la selva. Aquí todo son disparates. Todo vale. Seguimos en este ambiente ignorante, borreguil, paleto y subvencionado. No pasa nada, una vez más.
Por cierto, seguimos sin tener una ley de huelga. Recordamos el artículo 28.2 de la Constitución, todavía presuntamente vigente:
Art. 28.2
Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad.
Ningún gobierno, de ningún color, se ha atrevido hasta el momento a elaborar una ley orgánica que regule el derecho a la huelga y proteja al resto de ciudadanos. No sólo deben proteger al resto de ciudadanos que nada tienen que ver con el sector, sino a los propios trabajadores del sector que no quieran hacer huelga. ¡Ya está bien de piquetes intimidatorios! ¿Hasta cuando seguiremos así?
suscribo todo lo que comentas. Lo he leído en el diario "púbico" y no puedo dejar de estar más de acuerdo. Estoy cansado de que no se pueda criticar a las huelgas. Una cosa como bien dices es dejar de trabajar y otra es organizar un caos ocmo pasó en el aeropuerto de Barajas cuando invadieron las pistas. Eso no es una huelga es un sabotaje. Mientras tanto el gobierno de brazos cruzados
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